Sabat
Galería que comunicaba la zona palatina con la mezquita aljama: una especie de pasadizo de seguridad para el emir o califa.
El pasadizo o sabat se utilizó como puente de unión entre el palacio y la mezquita de tal modo que el tránsito del califa se hiciera sin ningún inconveniente y libre de cualquier peligro.
Aunque el soberano cordobés podía acudir en cualquier momento a rezar a la mezquita aljama, lo más normal es que sólo lo hiciera para la plegaria principal de los viernes a mediodía. Llegaba acompañado de su séquito y de los altos dignatarios del Estado, visires, chambelanes y consejeros, así como de los cadíes, los jefes de la policía y el zalmedina o jefe de la ciudad. Todos ellos tenían acceso a la maqsura para realizar la oración junto al emir o califa. Mientras duraba la oración las puertas quedaban cerradas y protegidas.
La maqsura
Espacio en la mezquita reservado al califa. Fue introducido por los califas omeyas en Oriente hacia comienzos del siglo VIII y su función principal era aislar al soberano del resto de los fieles y protegerle de posibles atentados. El sabat se convertía en un eficaz complemento de la maqsura.
El primer sabat hispanomusulmán fue el construido bajo el mandato del emir Abd Allah (888-912) y enlazaba el Alcázar con la Mezquita de Córdoba.
En el siglo X, en la ampliación de la Mezquita de Alhaken II, el califa mando a construir una segunda maqsura que daba a un pasillo que comunicaba el alcázar con la mezquita y que disponía de diversas habitaciones para uso del califa.