Muralla
La ciudad-fortaleza, totalmente amurallada refleja la sensación de inseguridad que sentía el hombre de la Edad Media.
El sistema de fortificación andalusí se caracterizaba por incorporar algunos elementos defensivos además de la muralla, las barbacanas, la torre albarrana, las puertas en recodo.
Barbacanas
Antemuralla baja con o sin torres que rodea parcial o totalmente la muralla principal de la ciudad. El verdadero elemento defensivo era el espacio o foso que se formaba entre las dos murallas y era este el que recibía el nombre de barbacana. Dicho término se extendió también a la antemuralla. Su función era impedir al enemigo el ataque directo a la muralla principal.
Torre albarrana
Es una torre de vigilancia que destacan de las murallas más de lo normal. Situadas siempre fuera del recinto amurallado, servían como atalaya para la vigilancia y defensa de la ciudad. Estas torres también podían estar comunicadas con la muralla principal mediante un muro, un puente o pasadizo subterráneo.
Puertas en recodo
Sistema defensivo para impedir el acceso al enemigo, quebrando la entrada hacia un lado u otro, dejando al enemigo encerrado. Es decir, la intención era dificultar la entrada al enemigo que había conseguido forzar la puerta principal exterior, permitiendo batirle en los recodos de la puerta.
Coracha
Muro que arranca perpendicular a la muralla principal que busca asegurar el suministro de agua en caso de asedio. Dicha coracha llegaba hasta el río donde una torre albarrana protegía no sólo dicho suministro sino que servía de baluarte defensivo para la ciudad o castillo.
Técnica de construcción de murallas
Los materiales empleados fundamentalmente en la construcción de las murallas son la piedra y la tierra, utilizándose en ocasiones el ladrillo.
La técnica para fabricar los grandes bloques que conformarían la muralla consistía en la fabricación de unos cajones de encofrado con diferentes tablas. El gran bloque se aseguraba con cuerdas para dar consistencia al cajón. Los espacios que quedaban en los costados se tapaban también con madera. En este mueble se vaciaban los componentes constructivos: tierra, grava, piedra, cal e incluso otros, como fragmentos cerámicos, que son habituales.