Zoco
El zoco – suq – es la zona comercial dentro del recinto amurallado. Está formado por un conjunto calles en el que se desarrollaba los intercambios e incluso la fabricación de diversos productos y artículos.
La actividad comercial en esta época, además de cubrir unas necesidades de primer orden, constituye una actividad inherente al pueblo musulmán, hasta tal punto que una medina no se considera tal si no contaba con un mercado permanente o zoco.
A pesar de la sensación caótica que puede trasmitir la vida en el zoco, todo en torno a él está regulado.
La ubicación y la estructura de un zoco varían en función de la ciudad, pero por lo general se ubicaba en el centro y relativamente cerca de la mezquita. Una singularidad de los zocos es que las actividades que generaban mucho ruido o que se consideraban contaminantes (como la fabricación de textil y de cerámica) se ubicaban en los extramuros.
Los puestos del zoco se estructuraban por especialidades o gremios. Muchos comercios de la misma especialidad llegaban a ocupar toda una calle. Los comercios más elitistas, como la encuadernación y los perfumes solían estar más cerca de la mezquita, la zona comercial más preferente.
El papel del hisba – del fiel – merece especial atención. Se trataba de una especie de vigilante del zoco cuya labor era condenar las malas costumbres en general y las fraudulentas prácticas mercantiles en particular.
Al margen del zoco, en la medinas existían otros focos comerciales ubicados muy cerca de las puertas de la ciudad y otros fuera pero estos últimos no solían tener carácter permanente. Estos zocos estaban especialmente vigilados, ya que por lo general se consideraba que casi todo lo que en ellos se vendía procedía de robos (pieles, carne de ganado vacuno, …).
El bullicioso zoco de Ciudad Al-ManSur está repleto de callejuelas donde tienen cabida las diversas y características tiendas de artes y oficios con métodos y herramientas de su tiempo.
Entre las tiendas encontraremos una farmacia, una perfumería omeya, una joyería y platería, una herrería, tiendas de cerámica, telas, vestidos…
Durante el paseo sorprenderán los personajes más típicos: un vendedor de perfume rociará a los visitantes con esencias, el aguador, contadores de cuentos, patrulla de soldados y otras sorpresas más que ahora no deberíamos desvelar…